Desakato son una de las realidades más interesantes en el panorama musical en 2020. Llamados a ocupar uno de los tronos en cuanto a rock estatal se refiere. Ellos, tan reacios a reyes y reinas, siguen a lo suyo: trabajando duro dentro y fuera del escenario (por algo la banda vuelve a apostar por la auto edición). Una banda que nunca se ha acomodado y que ahora no va a comenzar a hacerlo. Este disco significa un paso adelante muy importante en la carrera de los asturianos. “La Miel de las Flores Muertas” no es un disco de rock, no es un disco de hardcore ni de punk y tampoco es un disco de pop, es eso y mucho más. Es una alegoría de la sociedad de consumo, una crítica al sistema, a las nuevas corrientes de odio, una llamada a la ruptura con la evolución y el desarrollo voraz que agota los recursos. Es una mirada distópica de la humanidad, pero también es un recorrido personal donde las emociones toman un papel protagonista, un viaje arriesgado a nuevas tierras. Es la búsqueda de nuevos sonidos, de nuevos conceptos, un horizonte desconocido para una banda que parece querer huir constantemente de los cánones del rock en castellano y que parece que con la ayuda de Manuel Cabezalí (Havalina) a la producción lo ha conseguido. Desakato nos muestra un sonido orgánico que recuerda a clásicos de los setenta y los noventa con un enfoque moderno y contundente.