El Diccionari Català de Sinònims de Albert Jané contempla varias acepciones para la palabra ‘bestiesa’. Entre ellas, ‘animalada’. Los Enemigos se la llevan a territorio castizo para sellar la fe de bautismo de su nuevo larga duración, que se publica en vinilo, cd y digital el 6 de marzo de 2020. “Bestieza”, décimo álbum en estudio del grupo madrileño, hace honor a su fogosa etimología. La mayoría de sus canciones paran el crono antes de los tres minutos e irradian nuestro oído interno con renovada energía. Los vúmetros se adueñan de la zona roja y se disparan los tempos. Cunde el fluido eléctrico y se ponen puntos sobre ciertas íes. Están que se salen Los Enemigos. La montaraz apariencia de “Bestieza” esconde un complejo proceso de armonización guitarrera. Un preciso trabajo de ensamblaje rítmico. Una minuciosa elaboración melódica. Sonido pletórico de encaste power-punk-pop envolviendo un discurso nada complaciente, que reflexiona sobre la naturaleza del poder y sobre la capacidad transformadora del amor. También se cuestionan lugares comunes, se invita a reconsiderar nuestras maneras de vivir, se ajusta alguna cuenta pendiente y se mete el dedo en la tóxica llaga de según que relaciones. “Bestieza” tiende la mano y tira de nosotros hacia la superficie. Nos propina un cariñoso pescozón. Nos recuerda que la modestia de algunos gestos puede originar cambios decisivos. Discos así –con tanto cuerpo como alma– nos vienen muy bien. –– César Luquero