Cuando apareció su primer disco Los Zigarros (2013l), muchos respiraron aliviados. Ahí seguían los hermanos Tormo, mejorados, con esos riffs, esa chulería, esas letras engañosamente directas y esa actitud de vamos-a-aplastarte. Producido por Carlos Raya, en su interior se sucedían temas con aroma a himno. Incitaban a no perderles la pista, y tras cerca de dos centenares de conciertos confirmaron todo lo bueno apuntado en A Todo que Sí (2016). Ya eran una máquina perfectamente engrasada, su repertorio crecía sin mácula, y recibieron el premio de llenar recintos… y abrir para sus adorados The Rolling. No les tembló el pulso, lo dieron todo y siguieron aumentando la base de seguidores incondicionales. Convertidos en relevo generacional, respetando a sus mayores pero decididos a mirarlos de tú a tú, trabajaron de nuevo junto a Carlos Raya y el resultado fue Apaga la Radio (2019). Ahí ya nadie desconocía sus armas, su aplomo, su facilidad para componer e interpretar canciones redondas y directas. Hacían que pareciera sencillo lo que en realidad es sumamente complicado: mantener con vida la filosofía de huir de los virtuosismos gimnásticos para buscar el contacto directo con su audiencia. Y, ojo, podrían tocar como virtuosos… Tras el parón forzoso por motivos de sobras conocidos Ovidi y Álvaro, junto a los infalibles Adrián Ribes a la batería y Nacho Tamarit al bajo, vuelven a lo suyo. A componer, a tocar ante sus seguidores, cada vez más numerosos e incondicionales.