No hace falta ser un entendido en flamenco, ni siquiera hay que plantearse si a uno le gustará mucho o poco esta disciplina artística que puede llegar a convertirse en algo más que un entretenimiento “casi en una religión” para aquellos privilegiados a los que ese perverso duende llegue a rascar el alma. Calle Espín, nace de una pasión desatada, hundiendo sus raíces en los más profundos sentimientos, retuerce sus entrañas para dar protagonismo a lo que desde siempre ha ocupado un lugar a la sombra de cantaores, bailaores y guitarristas, como es la percusión. Llevada un paso más allá del típico cajón flamenco, busca la fusión entre lo antiguo y lo moderno desde el respeto, con un instrumento poco tradicional como la marimba.