Por: Sup Tupa Son los 48 minutos y 28 segundos mejor invertidos para quienes ya están hartos de la payola comercial que se recicla una y otra vez hasta el infinito. Escuchar el disco de Alejandro Figueroa es como mirar el mar: parece que no puedes desviar la mirada [en este caso el oído]. Su disco fue bautizado [primera y reciente producción] así «Hilando fino». «Hago música para sacarme demonios, para evadir la realidad a veces» es en palabras de Alejandro uno de los argumentos para explicar por que hace lo que hace; pero quien pone atención sabe que en realidad el hilar es en verdad lo que él da origen. Alguna vez alguien comparó a las palabras con las balas: «Una vez que las disparas no se detienen hasta que llegan a su destino», eso también sucede con sus canciones. Esta metáfora revela el papel de las palabras y es Figueroa quien en su disco «Hilando fino» le dan un uso menos bélico – pero no por ello menos asombroso – ahí toma cada palabra, la retuerce, las une hasta producir una hebra continua, como los tejidos. Incluso habrá quien pueda afirmar que con un poco de empeño podemos ver los colores, la textura. Lo mágico y los místico hacen una alianza en los sonidos que pueden parecerse a muchos otros intentos, pero escuchar el mensaje y la sustancia de Figueroa es donde notaremos la diferencia, a veces suena a rap otra veces parece una mezcla con el son jarocho y algunos intros nos engañan en espera de un trovador. Pero es la palabra la que atrapa. .