Nací en Madrid, vivo en Lisboa: “me moriré en París, con aguacero”, por pedir, aunque puestos a pedir no quiero morirme todavía. Huí a un pueblo de la Provenza unos meses con ventialgo y fui feliz sin nada, aunque apenas aprendiera francés, como no aprendí inglés siendo “cherry picker” en Canadá; me perdí en California cegado por la fiebre del oro y me he perdido muchas más veces, pero esa es otra historia. He trabajado sirviendo cafés en el cine, y pegando carteles en Carabanchel. He cogido teléfonos en un call center y otras cosas que no debería decir. He dado clases de filosofía en una academia de Callao y clases de guitarra extraescolares en Hortaleza, sin que nadie me hiciera ni puto caso. He cometido muchos errores. Lo mismo te hago un free tour que un porte. He vendido calimocho en Ortigueira y he hecho la vendimia cerca de Marsella. También cogí arándanos en las Landas y estuve limpiando una residencia de ancianos en la pandemia, no todo va a ser beber. A veces hasta escribo, o hago una canción. Sigo soñando casi todas las noches que pinto trenes. He tocado en los peores antros de la península y no soporto cambiar las cuerdas de la guitarra, aunque supongo que esto no te importará. Como todo lo demás. Lo que importa aquí es si te gusta lo que escuchas. En todo caso, esta es mi vida.