Señor Naranjo nació en los tristes trópicos. Trata de ser alegre y simple pero las complejidades de su alma lo llevan una y otra vez a frases oscuras y a melodías nostálgicas. El resultado queda en el filo de la navaja, el lugar más cómodo, sin duda. Señor Naranjo se ha gestado desde siempre, carga a cuestas las tribulaciones de los imperios, la rebeldía religiosa de los metaleros, el delirio hedonista de los punks, el cálculo de los filósofos y la mesura de lo obvio. Permanece extasiado ante las múltiples maneras de repetir lo ya dicho y suele probarse 15 o 20 trajes antes de escoger el apropiado. Esto le permite quedar contento con lo que hace, aunque le implica olvidar el propósito original de sus actos. Señor Naranjo quiere expresarse, pero necesita las máscaras del arte para sentir que las cosas están bien dichas. Aún se pregunta si esto se debe a una particularidad de su mensaje o a su propia timidez. Suele pensar que su guitarra es un objeto animado y ello le libra de toda culpa. Ya se ha dado cuenta de que la muerte existe. Sólo necesitó 35 años de vida para entenderlo. Incluso ya sueña que su cuerpo tiene vísceras y sangre. Hablará de esto en una próxima canción.