Alquimista musical, creador de melodías, armonías y ritmos inspirado por el movimiento más que por los géneros, su tiempo se va en encontrar ese sonido, ese groove, esa cadencia que representa el espíritu del artista y de lo que hace. 
 Su propia experiencia, que lo hace ser lo que es hoy, es producto de vivir y de hacer, de no perder el enfoque y de creer en lo que uno hace. Atrás han quedado sus primeros contactos con el bajo, su columna vertebral, también esas decisiones inconscientes que lo han llevado a armar y desarmar grupos, a viajar haciendo música por distintos lugares, a tocar en el subte, a pasar por momentos difíciles y chocarse la cabeza contra la pared, con el único objetivo de estar en donde está hoy, respirando música todo el día. 
 Pero lo importante de atravesar este camino es todo lo que se llevó con él y que hoy está reflejado en su persona, en su música, y en su ética de trabajo. Las horas estudiando su instrumento y explorando otros le han dado la versatilidad para entender a la música desde diferentes perspectivas; Los géneros con los que experimentó, hoy lo hacen tener una visión más amplia a la hora de crear; Las sociedades musicales y creativas de las que fue parte le dieron esa sensibilidad a la hora de trabajar con otros, de entenderse, conectar, y de nutrirse mutuamente.