¡Larga vida a la alcantarilla! Usuarios de internet del mundo, han vivido recolectando hábitos de consumo que se disfrazan como estilo de vida, cuya magnificación ha conseguido deificar a grandes corporaciones quienes se han colado en nuestras conversaciones privadas y comunitarias, perpetrando abusos y disfrazándolos como progreso, transportando a una estrategia de marketing, aguda y perversa, todas nuestras nociones de ideología. Ellos hablan con una voz humana, las nuevas corporaciones ahora suenan como lo haría cualquier amistad, cualquier familiar, cualquier pareja. Ser un humano, en estos tiempos es peligroso, porque les dimos acceso a nuestra comunidad, porque ingresaron en nuestras mentes como un parasito que justifica todo acto con tal de encontrar financiamiento. Esta es la razón, por la cual, al realizar una publicación en una red social, no fomentas tu necesidad de atención progresista pero tampoco aumentas tu grado de erudición artística, únicamente sostienes un algoritmo de control, el cual aparenta conocerte mejor de lo que tu podrías, Te dice cuando y como comprar y a quien vendérselo si no es de tu agrado, a quien seguir y en qué momento dar like, que es lo que debes ver y cuando debes solo escuchar. Ser un humano en la red, es ser una corporación con carne, voyerista y prejuiciosa. Las ratas somos eso que no pudieron vender, eso que resiste y a lo que recurres cuándo todo lo demás fracasa. Búscanos entre los humanos, estamos disfrazados.