Cuando Alejandro Rivera comienza a cantar iniciamos un viaje, imposible dejar de seguirle por una ruta donde se mezclan la fuerza y la delicadeza de su voz con la belleza del paisaje de sus composiciones. Nos narra un muestrario muy diverso de temáticas con el hilo conductor de la emoción contenida en cada acorde. Su voz posee una cadencia natural que nos eriza la piel cuando interpreta porque Alejandro se entrega en cada canción, en cada interpretación podemos sentirlo tal como es, vibrante y sincero. Sus letras recorren un mapa de sentimientos universales que todos poseemos y que pocos sabemos descifrar como él. Y es hasta tal punto así que parece que cuando canta te canta a ti, sí, a ti, justo antes de entrar a escucharlo pareciera que bajito alguien le dijo lo que necesitabas oír y él con esa grandeza que da la sencillez de corazón y la armonía de su voz sale al escenario y te lo dice a ti, lo que necesitabas oír, con la suavidad y la belleza hecha música. Es por ello que podemos hablar de un artista completo, que ofrece canciones, poemas, transgresiones y conciertos que son toda una experiencia para los sentidos porque se entrega en ellos y porque su trabajo está construido en la pasión. Teresa Suárez.