Soy reina en la cumbia. Lo soy en todo ese universo musical, lleno de sonidos, texturas, formas y letras que tienen como único fin el dar libertar, prosperidad y vida. También soy la niña de algún pueblo que se estremece al sonar de una gaita, que mueve la pollera bailando como los pájaros con sus alas al viento y que canta canciones que inspiran a los piteros y juglares. Soy la melodía que se queda en el corazón de un pueblo y conecta con otros lugares como matriz sonora que nos une. Canto con la alegría del que se liberó, con los golpes en los tambores que dejaron de sonar por miedo, rabia o tristeza, mi corona es la alegría, mi grito de guerra un ¡wepajeeee! Me empodera el calor de las muchas velas que se queman en las ruedas y fandangos. Reino por las mujeres que no pudieron cantar y bailar en algún tiempo y reino con aquellas que hoy viven sin miedo.