Nacido en algún rincón de América Latina, Augusto Bracho representa una figura misteriosa dentro de su propio imaginario musical. Conocido en los barrios bajos como «el soldador de los ritmos», Bracho juega a fundir sonidos, imágenes, palabras y tradiciones dentro de una perspectiva muy particular; lo mismo canta un bolero que una ranchera, o hasta un cuplé. Su primera presentación fue en Buenos Aires y su primer material grabado en Ciudad de México, donde radica actualmente. De esta manera, y desde diversas esquinas del continente al que pertenece, el personaje va cultivando su poética y su sombra. En nuestra actualidad, la música de Bracho puede disfrutarse en presentaciones vivas ofrecidas por toda Iberoamérica (destacan sus célebres Cantinazos en Ciudad de México) o en registros discográficos como el EP artesanal titulado Primer acercamiento al mito, publicado en septiembre de 2014 o su más reciente álbum, Mercado de los Corotos (2018); una buena selección de canciones originales que conviven en un disco muy exótico producido por Mastretta. [Texto: Carlos Malagón-Malagón. Fotos: Diego Velázquez Ávila / Elisa Rugo]