Miss Blanc basa su proyecto en la experimentación de un género que describe como Pop-Cabaret, en el que retrata su visión irónica ante las situaciones cotidianas en la vida de la mujer mexicana. La cantautora sonorense retoma el estilo del jazz manouche (o gypsy jazz) de su ascendencia francesa, y lo combina con los colores vibrantes que caracterizan a los ritmos latinos; poniendo siempre en primer plano el contrapunto entre los sonidos alegres de su música y la fuerte carga emocional de sus letras. Identificarse con las canciones de Blanc es inevitable, pues están llenas de referencias que están fuertemente arraigadas en el inconsciente colectivo y, al tiempo que entretienen, invitan a la reflexión.